A sus pocas horas de vida un animal peludo y raro se lo llevó en la boca, creía que se lo iba a comer. Aunque era Lana, la perra de Sofía, la ladrona de cachorros(da igual la especie animal que sean) pero él no sabía que era inofensiva y en aquel momento, dentro de aquel agujero lleno de babas estaba asustado; de repente alguien aún más extraño y más grande lo salvó.
Sus patas eran…diferentes, no tenían plumas y ese…llamémosle “humano” lo hizo entrar en calor, se sentía bien, cómodo, acogido y tranquilo, pero hambriento, muy hambriento.
1 comentario:
Siempre he pensado qué sentiremos cuando apenas tenemos unos meses de vida... Todo nuevo, extraño, hermoso y terrorífico a la vez.
un beso recién descubierto
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