Algunos

en esta guerra no vamos 

armados,

vamos almados.

Escuchar a Louis Armstrong lejos de casa gracias a Internet es maravilloso.

Vuelve de casa. Alguien se ha ido para no volver más.
Ha llovido durante todo el día y ahora está en el bus, la música suena en el mp3, tranquila, lenta...
La naturaleza se alía: Las nubes se abren y dejan paso a unos tímidos rayos de sol que iluminan a un  pato en el río; atraviesan los huecos entre las hojas de los árboles. Los campos de Castilla brillan unos segundos.
Por un momento, todo está dispuesto para que Ana sonría.

“A otro guardia: Te enseñaré a esperar

a la puerta del café,

y oirás los latidos de mi corazón, más lentos, más rápidos;

puede que como yo sientas un escalofrío,

¡despacio!,

Ojalá como yo silbes una melodía de exilio,

andalusí en la pena, persa en el vuelo,

y herido por el jazmín… partas.”
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“yo o él”

así comienza la guerra. Pero

acaba en un encuentro embarazoso:

“yo y él"

Mahmud Darwish

Hálat hisar

A sus pocas horas de vida un animal peludo y raro se lo llevó en la boca, creía que se lo iba a comer. Aunque era Lana, la perra de Sofía, la ladrona de cachorros(da igual la especie animal que sean) pero él no sabía que era inofensiva y en aquel momento,  dentro de aquel agujero lleno de babas estaba asustado; de repente alguien aún más extraño y más grande lo salvó.

Sus patas eran…diferentes, no tenían plumas y ese…llamémosle “humano” lo hizo entrar en calor, se sentía bien, cómodo, acogido y tranquilo, pero hambriento, muy hambriento.

Y yo me pregunto porqué sueño con gente que no conozco. ¿O es que sí los conozco? A lo mejor se han cruzado alguna vez conmigo por la calle… ¿O es que los voy a conocer? Esta posibilidad me supera, porque puede que mi mente se adelante al tiempo, o puede que el concepto de tiempo que tenemos no sea el que realmente es; quizá todo ya está escrito y seamos una constante que no para de repetirse.



No lo sé pero me mosquea soñar con gente a la que no “recuerdo”, sí, supongo que esa debe de ser la palabra adecuada. “Recuerdo”. Porque o no los recuerdo de antes o de después.


Sonrío.


¿O acaso me los invento? No, no lo creo, porque las invenciones no vienen de la nada, se basan en conocimientos… ¡A lo mejor los creo! Quiero decir, partiendo de trozos de gente que conozco.






Este asunto me trae de cabeza. Y los sueños, sueños son,¿no?.

Mi abuela escribió de su suegra:

<<  Abuelita buena,
la abuelita santa;
la que no protesta
ni se queja nada.

Tiene una memoria
que es para admirarla:
nos explica cosas
de un "siglo" pasadas.

Con todos sus años
es joven su alma:
la vida moderna
comprende, y se adapta.

Abuelita buena,
pelito de plata
tus manitas tejen
y nunca se cansan.

Vive muchos años
con esta templanza.
¡Todos te queremos!,
ABUELITA SANTA>>

Carmen

Y se perdió la vergüenza a la bandera.

Sólo con agarrarte de la mano ya puedes volar conmigo. No necesitas saber, yo te llevo. Te va a encantar verlo todo desde arriba y la sensación de libertad de estar suspendido en el aire sin que nadie pueda alcanzarte.

ven

No pensemos que somos algo más que átomos sin esparcir

Y, cuando se pierde la esperanza, ¿qué queda?

Ha sido un día agotador.



Un largo paseo hasta Pierre Loti con empinadas cuestas, llegar allí, y sentarme, y ver el cuerno de oro en su esplendor, con la mañana, con los turistas y mi cámara de fotos. Un descanso.


Luego el regreso a casa para comer, el sol pega fuerte a mi derecha. Ya llego tarde; los muecines se suman unos a otros resonando por toda la ciudad. En casa huele a manti.

Esperaba frente a la lista de timbres dispuesta a pulsarlo, dispuesta a plantarme frente a ti y soltarlo todo, sin complicaciones, sin dejarte hablar. Empezaría por el principio con el discurso mil veces preparado, incluso lo había escrito en mi libreta, y no pararía hasta haber terminado. Pero tu vecina del segundo abrió la puerta, salía a comprar, según me dijo, me saludó como siempre con su “querida” mientras me agarraba el brazo. Me invitó a pasar, dudé un momento pero… ¿por qué no? Así no tenía que pasar el mal trago del timbre…o al menos el de abajo…



Subí las estrechas y empinadas escaleras hasta tu casa.


Allí estaba, frente a tu puerta. Otro timbre.


Suspiré, y sin pensarlo golpeé la puerta con los nudillos de mi mano derecha, tres golpes secos y sonoros.


Esperé, desesperé, fueron los segundos más largos de mi vida, esperé, erguida, respirando profundamente y con el corazón a mil por hora.


Y por fin se abrió, muy rápido, con la energía que me faltaba a mí…


Y no eras tú, ni por asomo, no eras ni parecido, ni siquiera era una persona del mismo sexo que tú, iba más desnuda que vestida y entonces la llamaste cariño, desde lejos y le preguntaste quién era. Creo que ella me hablaba pero no podía oír nada, no podía hacer nada, en el fondo algo dentro de mí esperaba que me hubiera equivocado de puerta porque aquello no entraba dentro de mis planes, no me había preparado para esa situación. Yo estaba agobiada, ella me preguntaba desconcertada y guapa, muy guapa y sólo pensar que podías asomarte a ver qué pasaba me hizo sudar, el calor me invadió el cuerpo, era como un sofoco.


Reculé como un animal acorralado y al fin dije algo: perdón, me he confundido.


Y me fui, bajé las escaleras con falsa tranquilidad y cuando llegué abajo corrí, al principio anduve deprisa y luego un poco más deprisa y más, hasta que corrí, y lo hice con todas mis fuerzas sin preocuparme porque no se me cayeran las cosas del bolso, corrí, mucho y sin rumbo.

No te quiero decir que no te quiero pero lo tengo que hacer, es lo mejor. Será más fácil. Así podría incluso llegar a creérmelo a base de repetirlo.

No te quiero.

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... Montones de gente cuelgan una virgen encima de su cama, convenciddos de que esa estatuilla hecha por la mano del hombre y adquirida por sesenta y nueve francos va a protegerlos realmente. Hablan con la estatuilla, le cuentan historias...el límite entre la idea de real y lo real no es más que un asunto de punto de vista, de persona, de cultura.

...Casi nunca tengo miedo. esperaré a estar muerto para tener miedo, me amargará menos la vida.


Fred Vargas "Huye rápido, vete lejos"

Esta noche he soñado con alguien a quien no conozco, al menos todavía. Puede que exista, en algún lugar.
cuando me he despertado ya le echaba de menos.

Cómo nos gusta ser el guía, el cabecilla, el que decide, el que manda.

Cómo nos cuesta ceder, seguir al que manda, ver que otros tengan razón y dársela.

Puro egoísmo que llena las mentes, mentes que odian compartir por miedo a que alguien alcance su falsa sabiduría y pueda superarles en algo en lo que esperan ser los mejores. Carentes de bondad y generosidad. Les invade ese maldito virus y hace de ellos personas non gratas que pierden todo interés para personas como yo.