Ha sido un día agotador.
Un largo paseo hasta Pierre Loti con empinadas cuestas, llegar allí, y sentarme, y ver el cuerno de oro en su esplendor, con la mañana, con los turistas y mi cámara de fotos. Un descanso.
Luego el regreso a casa para comer, el sol pega fuerte a mi derecha. Ya llego tarde; los muecines se suman unos a otros resonando por toda la ciudad. En casa huele a manti.
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