Todo era muy divertido en casa… Pichurri hacía unas cosas increíbles: le gustaba meterse por el rollo de papel higiénico, cuando mi tía se liaba un cigarro el pájaro pasaba volando y se llevaba el tabaco al vuelo, se metía en los tarros de los lápices para rebuscar a ver si encontraba algún tesoro como un clip, también te picaba los lunares, si te descuidabas y veía que te quedaba comida entre los dientes intentaba quitártela… Era hiperactivo, no paraba. Allí también tenía una casa, una gran planta a la que iba a dormir a las 21h si no lo hacía mi tía se lo pedía y entonces volaba a la cama.
Pero mi tía enfermó y estuvo mucho tiempo en el hospital, el médico le dijo que tenían que deshacerse del pájaro porque era un foco de infecciones, así que mi tío dejaba siempre la ventana abierta durante todo el día. Pero Pichurri no se iba.
El día que volvió mi tía del hospital, cuando llegaron ella y su marido a casa, el pájaro ya no estaba, se había ido, ese mismo día… como si supiera que era el momento de marcharse…
CONTINUARÁ
1 comentario:
Espero que la historia continue,porque me tiene enganchado...gracias por el oasis en este desierto de exámenes!!
Un abrazo!!
Publicar un comentario