no soy yo

Mi foto
anis
Sólo sé que no sé nada
saber más

2.11.2009


Alguien le había robado el corazón. Pero sí tenía sentimientos, sentimientos hacia su familia y algún amigo seleccionado que se había ganado ese cariño con el tiempo. Era cariño. No tenía amor, no sé si lo perdió o si alguien se lo arrebató, sólo sé que nunca ha amado a nadie, ni creo que lo haga, no puede, no quiere. Quiere pero no ama. Nunca pudo darle a nadie ese placer, podía fingirlo, había estado entrenándose toda su vida para ello, para no herir. Nadie lo notaba. Tendía a contar lo que realmente sentía a la gente que menos le importaba, le encantaba abrir su corazón a desconocidos que nunca volvería ni volvía a ver. Sólo a ellos. Frente a los que la amaban era fuerte y no se comprometía porque al fin y al cabo, no duraría. Ella creaba que no durara. Porque odiaba sufrir y de esta manera vivía. No sufría porque se desahogaba de cualquier manera atípica. Y disfrutaba porque mientras estaba acompañada sólo sacaba lo bueno y daba todo lo que tenía…menos su corazón…
Se pasó la vida llorando la de los demás, no quería mirar dentro de ella. Evitaba toda relación que pudiera romperse… y eso es toda relación. Intentaba hacer feliz a todo el que podía, creía que había nacido para ello, por eso no tenía corazón, para no sufrir.
Se equivocaba, sí tenía corazón, de lo contrarío no habría podido mostrar sentimientos, ni llorar ni saber lo que es sufrir, ni reír.
Alguien lo conserva, colgado de la lámpara por un hilo negro, ese alguien al que nunca llegó a conocer y siempre la quiso, alguien a kilómetros de distancia. Él lo tenía allí, suspendido en el aire, en el salón, lo tenía y nunca la había llegado a ver, pero la amaba y en el fondo ella también lo hacía. Amaba. Murió amando y soñando a… alguien.

2.01.2009


Me encanta escribir a mano, no hay nada como ver el rastro de tinta que deja el boli. Adoro el Boli negro y sin embargo mis apuntes han de ser en azul. Mis historias en negro. Pero esa línea vertical parpadeante en el ordenador, me crea algo por dentro como si en mi interior hubiese un pequeño periodista de gabardina marrón deseando escribir su artículo. Y luego nada, no sale nada, deben de ser las expectativas por hacer algo grandioso, el temor al fracaso.
Y tecleo, y me encanta el ruido del teclado. Cuando voy a ver a mi madre a la emisora los de informativos están exhaustos en su pantalla y parece haber una ametralladora constante, sin parar, y me apasiona.
Y tengo mucho que contar pero mi mente va demasiado deprisa, mi cerebro piensa e imagina cosas preciosas pero no puedo ni contarlas ni escribirlas porque no llego a mostrarlas con fidelidad, no transmito lo que siento, no aparecen como las veo. No sé escribir.
Seguiré practicando…